miércoles, 5 de octubre de 2016

El BCE debe evitar que le hagan front trading


Los días previos a la reunión del Banco Central Europeo del pasado 8 de septiembre, la rentabilidad cada vez más negativa de los bonos alemanes era Trending Topic en los mercados. Los bancos de inversión y la prensa económica alertaban de la escasez de activos alemanes aptos (elegibles) para que el BCE pueda seguir comprando con los criterios actuales. En consecuencia, la deuda pública alemana se disparaba en precio y su rentabilidad pasaba a ser todavía más negativa. La pelota estaba en el tejado del BCE. Según ellos, debía relajar sus propios límites para poder seguir comprando esos bonos.

La autoridad monetaria actuó bien. Ganó tiempo y se quitó la presión de los mercados diciendo que había puesto a trabajar varios comités con el fin de estudiar cómo se debían implementar las compras. La decisión hizo que el precio de los bonos alemanes a 10 años bajase y su rentabilidad volviese a niveles ligeramente positivos.

Cuando un banco central decide aumentar la oferta monetaria es conveniente que anuncie públicamente cuánto la quiere aumentar y cómo lo va a hacer para que los mercados lo tengan en cuenta y revisen sus expectativas de inflación, crecimiento, tipos de interés, etc. En definitiva, el efecto anuncio es una herramienta eficaz que genera consecuencias incluso antes de ponerse en marcha las medidas.

Sin embargo, cuando se dan excesivos detalles de lo que se va a comprar y se establecen límites que acotan demasiado lo que puede comprar, ocurre lo lógico. Los agentes económicos tratan de adelantarse.

Veámoslo con un ejemplo. Pongamos que un estado anuncia quiere hacer subir el precio de los inmuebles comprando solamente edificios de más de 30 plantas. En ese caso es razonable que los precios de los activos que cumplen esos requisitos suban más en precio que los demás. Pongamos ahora que se quiere ampliar la medida, es decir, seguir comprando más edificios de lo inicialmente previsto. Lo lógico es que muchos traten de adelantarse y hagan dispararse el precio de los edificios con más de 30 plantas.

¿Qué debería hacer ese estado? Tendría que ampliar el número de edificios comprables o parar las adquisiciones. Si sigue concentrando las compras en los edificios de más de 30 plantas ya no va a tener el efecto deseado en el resto de segmentos del mercado inmobiliario. Por otro lado, habrá posibilitado que unos pocos se hagan muy ricos vendiéndole esos activos a precios no justificables.

En consecuencia, esperemos que esos comités concluyan que deben ampliar al máximo la base de activos elegibles (aptos) para que no se aprovechen unos pocos y haga falta la menor cantidad de dinero posible para conseguir el efecto deseado.

(Publicado en El Confidencial)

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