martes, 5 de julio de 2016

Brexit, un susto útil


Diez días después del referéndum británico seguimos en estado de shock. Desconocemos qué consecuencias tendrá finalmente. Sin embargo, vamos viendo las reacciones de las partes involucradas y podemos intuir cuales son los caminos que se pueden seguir.

Para empezar hemos descubierto que la salida efectiva de Reino Unido de la Unión Europea es poco probable incluso para sus defensores. Al no haber un líder fuerte que tenga una hoja de ruta predefinida han surgido dos rebeliones al resultado de la consulta. La primera es de los arrepentidos (regretters) y de los que consideran que la victoria del brexit es demasiado estrecha para aplicarse sin una segunda votación. La segunda es de Escocia e Irlanda del Norte, que han votado mayoritariamente por la permanencia y amenazan con la independencia para seguir en la Unión Europea. Las revueltas también afectan a los dos principales partidos, que se han quedado muy divididos y sin nadie que fije el rumbo.

Por otro lado, el resto de socios de la Unión Europea, las grandes empresas y los mercados financieros han mostrado su cara menos amable al Reino Unido. La libra esterlina se depreció a los niveles más bajos frente al dólar en 30 años y las bolsas mundiales vivieron dos jornadas de fortísimas pérdidas. Los británicos se han dado cuenta de que las consecuencias son desastrosas. Su economía depende más del mercado único, que la UE de Reino Unido.

En esta situación, en la que todavía puede ocurrir de todo, el resultado del referéndum puede terminar ayudando a la Unión Europea. Si los británicos decidiesen echarse atrás, apoyados en un segundo referéndum o por nuevas elecciones, el precedente desalentaría que cualquier país en el futuro quisiese jugar con la puerta de salida de la Unión.

Además, la UE y sobretodo la eurozona deben aprovechar que un país haya querido salir para aclarar las condiciones de salida. Es necesario porque los estados mantienen la soberanía y pueden decidirlo en el futuro. Para prevenirlo y fortalecer la Unión lo mejor es buscar fórmulas para beneficiar a los países miembros en su acceso al mercado común frente a los demás. No deberían poder obtener terceros países mejores condiciones que quienes pertenecen a la Unión.

La situación actual deja claro cristalino que el mercado único es lo más valioso de la Unión Europea. Es lo que más le interesa al Reino Unido y al resto. Por ello, es fundamental que demos prioridad a aquello que lo mejore, que avance en su armonización y que lo defienda de las leyes estatales y regionales que puedan fragmentarlo.

En conclusión, el miedo que ha provocado el Brexit y que nos ha cogido por sorpresa a la mayoría puede quedar en un simple susto porque tiene remedio.  Además, probablemente servirá para que valoremos lo que tenemos y podamos hacer las reformas necesarias para que los estados y los ciudadanos se sientan privilegiados por pertenecer a la Unión Europea. Como otras tantas veces, estamos en manos de nuestros dirigentes. Esperemos que impere el sentido común. Lo que no mata, te hace más fuerte.

(Publicado en El Confidencial)

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