El Fondo Monetario Internacional
(FMI), acreedor natural de los países en dificultades para pagar su deuda
pública se ha quedado fuera del tercer rescate a Grecia porque considera que el
nivel de deuda del país es insostenible. Por lo que parece, existe unanimidad
en dicho análisis. Los gobiernos del resto de países de la eurozona, incluido
el griego, son perfectamente conscientes de que el volumen de deuda es
inviable, pero no tienen inconveniente en ratificar un acuerdo en el que nadie
confía que sea el definitivo. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué es el acreedor el
que piensa que debe haber una quita en contra de sus intereses naturales? ¿Por
qué el gobierno griego y los socios de la eurozona son los que no quieren una
hoja de ruta razonable para que Grecia pueda salir de su situación? Veamos los
intereses de cada parte para tratar de entender qué ocurre.
Ciudadanos griegos. Necesitan una solución urgente para poder recuperar su confianza en la economía.
Están sometidos a estrictos controles de capitales (corralito), no tienen una
visibilidad clara de lo que va a ocurrir en el país (salida del euro, quiebra
de los bancos, posibles impagos a pensionistas y funcionarios, etc) y están
hartos de una crisis que parece no tener fin para ellos. Necesitan una hoja de
ruta factible, saber que si se esfuerzan su trabajo será recompensado.
Fondo Monetario Internacional. Después del fracaso de los dos
acuerdos de rescate anteriores a Grecia en 2010 y en 2012, los dirigentes del
FMI han perseguido que el tercero fuese el definitivo. Su objetivo es maximizar
las posibilidades de recuperación de Grecia para demostrar que su labor ha
resultado clave para sacar al país de su situación. Esta necesidad de reconocimiento global de la institución
es más importante para los políticos que dirigen el fondo que el propio interés
económico (recuperación de los préstamos más intereses). En el rescate
recientemente aprobado por la eurozona, han preferido no participar porque
consideran que no va a ser suficiente y prefieren no dañar su prestigio
apoyándolo.
Gobierno de Grecia. Desde que el pasado 26 de Junio su presidente Alexis
Tsipras convocó el referéndum sobre el acuerdo propuesto por el Eurogrupo, el
gobierno griego ha ido tomando un conjunto de decisiones de difícil
interpretación. Apoyó el rechazo al acuerdo, ganó el referéndum y ha acabado
pactando algo mucho más exigente a lo inicialmente propuesto que le obliga a
hacer todo lo contrario a lo que había anunciado en su campaña electoral y
durante los seis primeros meses de su mandato. Para la mayoría es una incógnita por qué ha hecho esto. Posiblemente
haya tres motivos para justificar este comportamiento: 1º) Después de verse
fuera del euro y con el sistema financiero quebrado ha llegado a la conclusión
de que lo mejor es cumplir con las exigencias del resto de gobiernos de la
eurozona, 2º) quiere mantenerse en el poder aunque sea haciendo lo contrario a
lo anunciado y 3º) ha visto que por este camino no se salía con la suya, ha
aceptado las demandas de la otra parte y volverá a la carga con sus exigencias
en cuanto consiga mejorar su posición negociadora. Probablemente los tres
motivos tengan parte verdad. Su último
movimiento ha sido dimitir y anunciar nuevas
elecciones para dentro de un mes con el fin de sacar del parlamento a quienes
se habían sublevado en su partido. Veremos si gana en los nuevos comicios y con
quién pacta para gobernar.
Otros gobiernos de la eurozona. En los rescates de 2010 y 2012 el
objetivo para el resto de socios de la eurozona era evitar el contagio a la
deuda pública de otros países. Había diferencias sobre cuánto coste debía
soportar cada parte, pero el objetivo común era presentar una solución de
rescate factible que recuperase la confianza de los mercados financieros. A
pesar de que los rescates tenían opciones de ser suficientes, por diversos
motivos no han funcionado bien. En 2015 la situación es la contraria, para la
mayoría de los gobiernos del Eurogrupo el
objetivo es no ceder ante las presiones del gobierno griego para evitar
desestabilizar la eurozona política y económicamente. El riesgo político está en que en otros países de Europa surjan
gobiernos dirigidos o apoyados por partidos de extrema izquierda que pretendan
incumplir sus obligaciones en el pago de la deuda pública o de extrema derecha
que no apoyen el rescate de los estados miembros en dificultades. La mayoría de
los gobernantes se defienden políticamente en sus países del auge de estos
partidos extremistas siendo inflexibles ante las demandas Alexis Tsipras. El riesgo económico puede materializarse si
la ausencia de disciplina en el gobierno de la eurozona generase una la pérdida
de la confianza en la divisa común. Las dudas se podrían extender
rápidamente debido a la falta
de instituciones propias de la eurozona.
La reciente convocatoria de elecciones
tiene dos caras para el resto de gobiernos de la eurozona. La parte buena es
que el líder de Syriza se distancia del ala más radical del partido. La cruz
está en que la maniobra política retrasa
las duras reformas (recorte de pensiones, subidas de impuestos y un plan de
privatizaciones) que se comprometió a implantar el gobierno griego para recibir
el rescate. Pónganse ahora en el papel de un primer ministro de un país de la
Eurozona. Por un lado, cuando estaba a punto de llegar a un acuerdo, Tsipras convoca
un referéndum y apoya el rechazo al mismo. Por otro, el día que el Eurogrupo ha
entregado la primera parte del rescate (26.000 millones de euros) se entera que
primer ministro griego dimite y anuncia elecciones antes de realizar las
reformas pactadas. ¿Qué pensaría?
Mercados financieros. La recuperación económica de Grecia es
deseable, pero lo realmente vital es que
el resto de la eurozona no se desestabilice ni política ni económicamente. Haciendo
autocrítica y aunque me gustaría que no fuese así, no me puedo excluir de esta
visión. Como director de la política de inversión de un fondo y gota de agua en
el océano que suponen los mercados financieros, tampoco mi análisis me permite
dejar de tener en cuenta que Grecia representa menos del 2% del PIB de la
Eurozona. En mi caso, lo que debe primar para tomar las decisiones de inversión
es que el 98% de la economía de la unión monetaria funcione correctamente.
En conclusión, y respondiendo a
la pregunta del título, podríamos decir que a todos les importa Grecia, pero para varias de las partes la prioridad es
otra. Si fuese griego me sentiría muy frustrado por la situación de mi país,
por la actitud de mis gobernantes y por la de otros estados hacia Grecia.
Personalmente, trataría de salir adelante con mis propios medios sin esperar
nada del mi gobierno ni de la Eurozona.
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