Alemania nos está matando a fuego lento

El BCE anunció tras su última reunión de política monetaria que comprará deuda pública de los países periféricos si éstos piden ayuda a cambio de unas condiciones por definir. La medida aliviaría las dificultades de financiación más inmediatas pero nadie confía en que esta sea la solución definitiva. No lo es porque Alemania no quiere solventar el problema rápidamente, prefiere resolverlo paso a paso. No es casualidad que cada vez que los políticos alemanes hagan declaraciones los mercados se desplomen y la prima de riesgo se dispare. Veamos las consecuencias de la actual respuesta lenta a la crisis:

Para las multinacionales y algunas grandes empresas suponen una desventaja competitiva. Telefónica consiguió financiarse la semana pasada a 5 años al 5,8% de rentabilidad, mientras que la de deuda Deutsche Telecom al mismo plazo cotizaba con una rentabilidad del 1,4%. Ambas compañías tienen un rating similar (rango BBB) y son competidores en muchos mercados. 

Para las pequeñas, medianas y muchas grandes empresas representa un querer y no poder. Las compañías alemanas pueden refinanciar sus deudas y conseguir dinero adicional para desarrollar proyectos de expansión (crear empleo) a un tipo muy bajo. Las empresas españolas, por el contrario, deben devolver sus pasivos sin opción a renovarlos, obligándoles a reducir su capacidad instalada y despedir a parte de los trabajadores. 

Para los emprendedores la cuestión es ser o no ser. Los emprendedores españoles no consiguen encontrar bancos dispuestos a prestarles, mientras que sus homónimos alemanes son financiados para desarrollar esas mismas ideas.

Alemania sabe que ningún país saldrá del euro por su propio pie en una decisión unilateral debido al elevadísimo coste económico y se aprovecha de ello a pesar de que la factura también sería alta para ellos. Dicen que dan "ayudas" o "rescates" condicionados a los países para que apliquen medidas que les ayuden a equilibrar sus cuentas públicas. Otra forma de explicar la misma realidad es que prestan dinero a un tipo inferior a mercado para que les puedan devolver sus deudas y mantener durante más tiempo una situación que impide al receptor del préstamo competir en igualdad con quien lo otorga.

Si se lanza una rana a una olla con agua caliente, la rana salta y se salva, si por el contrario se lanza en agua fría y se va aumentando poco a poco la temperatura del agua, la rana acaba muriendo. Si Alemania le hubiese explicado a Grecia dónde le llevaría el primer rescate que le ofrecieron en mayo de 2010, nunca lo habría aceptado. Como rana habría saltado y no se habría dejado calentar el agua.

No es la primera vez que el país germano oculta sus propósitos para evitar una rebelión. Salvando las distancias de la comparación, durante el holocausto aplicó un método similar al actual para matar a 6 millones de judíos sin sufrir apenas bajas en sus filas. Dicho método consta de tres fases:

Identificación y separación del resto. Hitler obligó a los judíos a llevar brazaletes identificativos y les confinó en unas determinadas zonas de las ciudades. Hoy Alemania exige que los países pidan oficialmente el rescate para obtener un tratamiento distinto al de los demás.

Reducción de los derechos y libertades. Hitler restringió la libertad de los judíos prohibiéndoles salir de sus guetos, impuso toques de queda y los obligó a realizar determinados trabajos. Alemania restringe la libertad de las entidades de los países rescatados prohibiéndoles aumentar su apelación a las subastas del BCE, impone a los gobiernos aumentar los impuestos y les obliga a aplicar dolorosos recortes en el gasto público. La elección de las medidas a aplicar no es casual. A España le recomiendan de forma "vinculante" subir impuestos o aumentar los ratios de capital para las entidades financieras reduciendo en ambos casos el potencial de crecimiento de la economía española, pero no obligan a reducir el número de entes públicos o reformar el modelo de estado para hacerlo más eficiente.

Tortura. Hitler envió a los judíos a campos de concentración donde les exigió duros trabajos hasta la muerte. Alemania le ha pedido a los griegos quebrar dentro del euro sin que con ello se liberasen de su asfixia financiera, reducirse los salarios, subir casi todos los impuestos e implantar algunos nuevos, llevar a cabo innumerables recortes sociales, retrasar la edad de jubilación y últimamente trabajar los sábados. Cada mes algo nuevo.

La estrategia funciona porque la mayoría de los países "se dejan" identificar, separar, reducir sus libertades y ser torturados sin levantarse. Como en todo, hay una excepción que confirma la regla: Irlanda. El gobierno irlandés se negó a subir su tipo de sociedades a pesar de la insistencia alemana. Irlanda mantiene un tipo impositivo del 12,5%, muy inferior al del resto de la zona euro. Esta ventaja provoca que las empresas de todos los tamaños y emprendedores puedan competir a pesar de unas peores condiciones de financiación.  Irlanda es el único país que ha conseguido volver ser financiado a largo plazo por los mercados tras ser rescatado.

¿Qué debe hacer el gobierno español?

1º) Bajar el tipo de sociedades al menos hasta el 20% para recuperar la competitividad perdida. A Alemania hay que explicarle que mientras no haya crédito a la empresa española, debemos fomentar la actividad económica para recuperar la confianza y el empleo. Si Irlanda puede, ¿por qué España no?

2º) Exigir a Alemania que diga a dónde vamos y se comprometa a ello por escrito. No debemos pedir el rescate y subirnos así en un tren que no sabemos dónde nos lleva ni cual será nuestro futuro. Antes de que lo pidamos, los socios de la unión monetaria deben acordar mediante la firma de un tratado cómo se regirá la zona euro (control presupuestario, supervisión del BCE de los bancos, mutualización total o parcial de la deuda, fondo de garantía de depósitos centralizado, etc). Hay que establecer un calendario de obligado cumplimiento como el que se le pide a España en el memorándum de entendimiento del rescate bancario.   

3º) Reducir el déficit público sin perjudicar el potencial de crecimiento.