Los días previos a la reunión del Banco Central Europeo del pasado 8 de septiembre, la rentabilidad cada vez más negativa de los bonos alemanes era Trending Topic en los mercados. Los bancos de inversión y la prensa económica alertaban de la escasez de activos alemanes aptos (elegibles) para que el BCE pueda seguir comprando con los criterios actuales. En consecuencia, la deuda pública alemana se disparaba en precio y su rentabilidad pasaba a ser todavía más negativa. La pelota estaba en el tejado del BCE. Según ellos, debía relajar sus propios límites para poder seguir comprando esos bonos.
La autoridad monetaria actuó bien. Ganó tiempo y se quitó la presión de los mercados diciendo que había puesto a trabajar varios comités con el fin de estudiar cómo se debían implementar las compras. La decisión hizo que el precio de los bonos alemanes a 10 años bajase y su rentabilidad volviese a niveles ligeramente positivos.